Hace unos días, un miembro de esta federación, se dirigió a la planta de pediatría de un hospital para colocar un cartel informativo sobre las consecuencias de no aplicar un cribado moderno a todos los neonatos. El pediatra, al ver las intenciones, le cogió el cartel y lo colocó él mismo diciendo «aquí se vera mejor».
Por las mismas fechas, otro miembro de esta federación realizaba una tarea similar en un centro de atención primaria de cuyo nombre no quiero acordarme. La pediatra del centro, al ver su intención de colocar el cartel se negó a que lo hiciera diciendo que «esa información podía crear alarma social». Parece ser que lo que crea alarma social no es que nazcan bebés que serán discapacitados de por vida pudiendo evitarse, no, eso no es alarma social. Alarma social es informar de ello.
Da miedo que mentes tan «lúcidas» sean las responsables de la salud de nuestros hijos. Con personas de esta catadura intelectual podemos seguir durante lustros con esa fábrica de producir discapacitados que es el cribaje neonatal tradicional.
No nos queda la menor duda de que, si un niño que padece una metaboloptía, y ha tenido la desgracia de no ser detectado precozmente, acude a la consulta de la tal doctora, dudo que ésta Piense en metabólico como una opción para un posible diagnóstico. Los padres de la criatura podrán seguir con su particular calvario hasta que den con un profesional cualificado. En cualquier caso los daños siempre serán irreparables.
Creo que sobra decir que la actuación del pediatra que colocó el cartel, es la actitud prácticamente unánime que estamos percibiendo en todos los centros donde colocamos los carteles.
El caso comentado es una excepción, propio de una España negra que, afortunadamente, va desapareciendo.